Desde mi perspectiva, recomendaría mucho más decir autista. Sólo quien tenga prejuicios verá fealdad en esta palabra.
El separar el autismo de la persona para evitar etiquetas puede traer desventajas graves. Los capacitistas se apoyan en este concepto para decir que "su niño no es así" o que tienen que "vencer" al autismo, y de este modo justificar abusos e incluso asesinatos.
Además de que esta actitud impide a muchos adultos el acceso a un diagnóstico necesario para poder aceptarse y perdonarse. Nos dicen:
"¿Para qué quieres un diagnóstico? ¡Sólo es una etiqueta!"
No es una etiqueta. El autismo es parte integral de nuestro ser. Sustituir de un modo tan tajante el término autista (que lo somos) por "persona con autismo" es tan necio como decir a un homosexual "persona con homosexualismo". Con este tipo de lenguaje estigmatizas y das a entender que aquello que cimenta su propia identidad es algo despreciable e inhumano.
A mí no me molesta que otras personas utilicen este tipo de lenguaje porque a lo mejor lo han leído por ahí, no se han dado cuenta de estos matices y hablan así con toda su buena intención. Pero la palabra autista nos permite abogar por nuestras necesidades individuales.
Todos somos personas, pero algunos somos personas autistas. Puesto que el idioma español tiende a sustantivar adjetivos, AUTISTA no es un mote feo, significa en sí mismo persona autista; mientras que "persona con autismo" nos desprende de nuestra identidad. Es solamente entonces cuando el autismo se siente como una bola de acero encadenada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario