miércoles, 26 de junio de 2019

Sesgo cognitivo, o la incomprensión que se aferra

Tras meses frecuentándolos, dejé los grupos de autismo de facebook. En alguno incluso moderaba.

Se hace agotador orientar a la gente hacia la comprensión de temas que importan a la mayoría de los autistas, cuando los contenidos que apuntan a las verdaderas explicaciones y a la aceptación se pierden entre carteles inspiradores que cambian de manos el centro de la cuestión, o entre mil dudas sobre medicamentos para suprimir nuestras expresiones de euforia o malestar.

He aquí una paradoja.
En el mejor de los casos, los padres perdidos no saben qué pensar de sus hijos. Y digo el mejor de los casos porque si no saben, van a preguntar.
No obstante, los padres que (piensan que) sí saben, son los que tratan de proseguir los viejos modos de educar que tantas almas ha destruido. Es decir, los que cuando los autistas adultos aportamos nuevas informaciones nos dicen que eso no es así.

Pasó hace poco con el Día del Orgullo Autista, el 18 de junio.
Es lógico que las personas que no leen blogs de autistas adultos (la mayoría están en inglés) no estén al corriente de este día y pregunten "¿no era el 2 de abril? ¿El símbolo no era un puzzle?"
Como dije, entra dentro de lo razonable, ya que el simbolo del arcoíris infinito es relativamente nuevo.

Pero no todos los padres son razonables. Cuando una Mamá Azul carga con prejuicios sociales, aclararles asuntos sobre el autismo se traduce en dar ponencias sobre derechos humanos.
Nos vemos obligados a desempolvar a Darwin para que no nos llamen exagerados cuando hablamos del concepto de mutación.
Nos vemos arrastrados a buscar entre viejas leyendas británicas sobre los Changeling para que nos crean cuando decimos que lo que ahora llamamos autismo siempre ha existido, lo que es reciente es todo este stress cotidiano.

Y si la información sustentada que aportamos no se parece a la opinión que traían por la mañana, replican citándote a doctores que lucran a costa de nuestro sufrimiento. Prefieren creerse la enésima conspiración farmachunga antes que aceptarnos como personas igual de respetables.

Es el sesgo cognitivo.
Mis conceptos previos condicionan mi comprensión, y si los primeros están equivocados, los segundos no serán mucho mejores.


Pedimos a las personas que entren a los grupos sobre autismo que entren con voluntad de aprender; de cuestionarse si lo que sabían lleva a un mundo mejor o es la misma miseria de siempre.
Porque si entras a un grupo de autismo solamente con ganas de que te digan que tienes razón y que te sacrificas mucho, entonces ese grupo no es sobre autismo. Es sobre ego. Y el ego bloquea toda información trascendente.
Ustedes van a salir igual que entraron, pero sus hijos van a sentirse cada vez más aislados, porque en ningún momento las cuestiones trataron sobre ellos.

En el fondo, lo que se busca aprender o transmitir al frecuentar un grupo sobre autismo es enseñar cómo pensamos los autistas.
La aceptación no significa dejar las terapias que sirven para organizarse mejor las tareas. La aceptación también es comprender que tenemos ideas nuevas, y mientras se aferren a lo antiguo estarán invalidando nuestros esfuerzos.

¿Cómo se llama al saboteamiento sistemático de todo esfuerzo por alcanzar un equilibrio emocional?
Tortura.
Sin embargo, ¿cómo llaman en algunos de estos grupos al momento en que nos resignamos a dejar de mostrar con orgullo nuestros rasgos naturales por miedo a que nadie nos ame?
Cura.

sábado, 22 de junio de 2019

"Halloween" y el capacitismo


El año pasado tenía muchas ganas de ver la nueva película de Halloween. La primera de los 70, salvo por algún detalle que ha envejecido mal, estuvo bastante respetable.
Acabo de intentar ver la de 2018 y la he tenido que quitar. Los prejuicios capacitistas de los años 70 duelen más cuando siguen apareciendo casi medio siglo después.

Voy a centrarme en la secuencia de inicio.
Empieza con unos periodistas... Bueno, ni eso, más bien son unos aprovechados que no tenían otra cosa que hacer que grabar un podcast a costa de los demás.
Resulta que entran a un psiquiátrico a entrevistar al asesino de la primera peli. Dan a entender que es de lo más terrorífico que haya estado sin hablar una sola palabra durante años. Como el asesino no responde a sus provocaciones, sacan la máscara con la que en su día se cargó a todas las rubias.
O sea, primero le llaman monstruo por no hablar. Podrían llamarle monstruo por andar matando gente, pero lo que les provoca rechazo es que no habla. Y encima pretenden causarle ansiedad a propósito.

Yo entiendo que esto es parte de la psicología de estos furcios de la grabadora. Que está mal hacerlo e igualmente es una crítica velada a las malas prácticas de ciertas instituciones. Igualmente me parece que se pasaron porque en el mismo lugar donde sucede el intento de entrevista hay otros pacientes. Les ponen de locos, pero todo lo que hacen me parece justificado.

El que se fija mucho en los cordones de los zapatos lleva un paraguas aunque en el patio no llueve. ¡Lógico, está ahí atado a la intemperie, el sol le molesta!
El que se asusta mucho cuando sacan la máscara grita muy fuerte. ¡Normal que grite, es una máscara toda raída y descolorida de William Shatner! Yo también gritaría si me sacasen una careta de un acólito de Autism $peaks, seguro que ese tipo está encerrado por culpa de sus campañas de desinformación.
Para colmo, nos enseñan a otro preso que se tapa los oídos como si eso fuera de desequilibrados. ¡Normal que se tape los oídos, porque además de los gritos, un perro se ha puesto a ladrar!

Todo esto hubiera sido pasable si no hubieran dicho al rato que lo mejor para otro trastorno era la terapia conductual. Además, a partir de ahí sólo me presentaban pubertos inmaduros. Pasé.

No creo que para escribir guiones de ficción sea imprescindible volverse experto en todos los temas referidos. Pero sí creo que tienes una responsabilidad hacia el público. No puedes repetir los mismos prejuicios con distinto collar.

En muchas ocasiones, personas cuyo único problema es que no soportan ciertos sonidos son arrestados porque un desconocido con prejuicios llamó a la policía. Recordemos la primera película de Rambo, y cómo él sólo quería tomarse algo y proseguir su viaje.
Por mucho que se excusen en ser historias de entretenimiento, estos guiones están escritos con una estrechez de miras que pone en peligro a personas de verdad.

domingo, 16 de junio de 2019

¿Trastorno?


El autismo como tal, en sí mismo, no es un trastorno, sino un sistema neuronal más. Somos personas hiperespecializadas en tareas que también son importantes. Pero viviendo en un mundo configurado al extremo para la gente neurotípica, es normal que suframos y que no nos podamos adaptar a menos que se nos den concesiones.

El problema es que muchos llaman autismo a lo que en realidad son casos de stress grave en personas autistas.

Es decir, además de sumar el hecho de que hayan mejorado los métodos médicos para diagnosticar adecuadamente, hay muchos más casos de personas autistas con trastornos de sufrimiento y de desadaptación porque nuestra sociedad es más enfermiza que nunca.

Hace siglos, cuando se criaban en un ambiente sano, la gente del espectro eran los estudiosos, los artistas, los monjes, los pastores, etc. Podían tener una función en la sociedad y no estaban rodeados de tantísimos estímulos agresivos. Aunque es cierto que hay muchísimos de los que nunca supimos porque los abandonaron o los ocultaron, y por eso la historia los olvidó.
Hoy en día, el abuso viene desde incluso por encima de los padres.

Por no hablar de la epigenética, por la que los hijos nacen sufriendo como si hubieran tenido las mismas experiencias que sus padres o abuelos.

En resumen, ahora hay más diagnósticos porque los profesionales están mejor preparados y lo que denominamos el espectro autista abarca más que cuando en autismo se refería puramente a los Kanner.
Pero igualmente, se siguen confundiendo supuestos síntomas del autismo con lo que en realidad son síntomas de stress en personas autistas.