Esta entrada tratará de la necesidad de saber qué vamos a hacer luego.
Pero también de chismes personales que sirven como ejemplo de cosas que puede sufrir cualquier persona de nuestro espectro.
He retomado contacto con una amiga de la que me había distanciado en un momento de cambios para evitar asociaciones emocionales inconvenientes.
Cuando tienes algo como una crisis de identidad, hay gente que aunque te quiera musho musho musho, te perjudica porque te recuerda cómo eras antes de empezar a crecer como persona.
Hace pocas semanas soñé que yo tenía un niño. ¿Era mi hijo? ¿Era mi niño interior? No lo sé, tenía un niño y lo iba a cuidar atentamente durante la tarde entera. Pero en determinado momento yo necesitaba salir durante medio minuto de un local de exposiciones hasta el lado opuesto del edificio. Esta amiga estaba en el local, y le pedía que cuidase a mi niño y que volvería en menos de un minuto. OK. Pues cuando volví, me había perdido al niño.
Así, con sueño desasosegante y todo, le di otra oportunidad cuando al otro día me volvió a escribir. Porque cuando estás creciendo como persona, hay gente que aunque te perjudique musho musho musho, te sirve como reflejo de tus propias limitaciones y de ese modo puedes conocerte más rápido.
No me acordaba de por qué me enfadaba tanto con ella antes de dejar de verla. Creo que hoy puedo responder con un mínimo margen de error: porque no me da suficientes avisos de lo que va a hacer.
Si yo te digo que vamos a ir primero a ver un local saliendo a la izquierda, luego a un bar y luego a otra calle, primero vamos a ir a ver un local saliendo a la izquierda, luego al bar y luego a la otra calle.
En cambio, esta amiga sale para la derecha, se pone a hablar en inglés con un tipo con mascarilla que se disponía a pintar un mural o bailar breakdance o qué sé yo, y no sé qué es lo que está pasando.
¿Por qué hemos salido hacia la derecha, Amiga-que-me-pierde-el-niño? ¡Así no empezamos bien!
Si quieres ser una grata amistad para una persona como yo:
* Avísame de los planes.
* Avísame de los cambios de planes.
* Avísame de que el plan vuelve a ser como al principio.
* ¿Por qué le hablas en inglés? Es negro, no extranjero.
* No, no quiero charlar con los adolescentes de la bici. No los voy a volver a ver en la vida.
Ningún plan es perfecto y siempre habrá cambios, pero cuando los haya, yo también lo quiero saber. Puede que se me ocurra una buena idea para mejorar la situación. Agradezco el no sentir que estoy de sobra, y que mi presencia y mi percepción también cuenta, en lugar de sentirme una mera mascota que acompaña sin preguntarse adónde. Así empezaron los lemmings, y míralos ahora en el fondo del barranco.
En un mundo de perpetua incertidumbre, si sabes algo no te lo calles. Ocultarme información no será una forma de ayudarme a valerme más en el caos. Será una forma de depender más de ti, porque siempre irás con ventaja.
Dicho de otro modo: cuanta menos atención le prestas a un niño, antes desaparece.
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