miércoles, 9 de enero de 2019
Baldosas lisas, por favor
No suelo correr porque tendría que vigilar dónde piso y no podría concentrarme en mi respiración y en disfrutar la sensación.
Ciertas baldosas se hacen incómodas de pisar. Acabas frecuentando las aceras de estilo liso con tal de no clavarte tanto bajorrelieve en la planta de los pies.
Pero hoy se dio una agradable coincidencia.
¿Recuerdan cuando en Back to the future Marty se agarraba a las camionetas y así podía llegar a clase en monopatín? Yo nunca tuve tanto equilibrio, pero hoy hice mi propio Marty McFly a pie. Se me sumaron una cantidad considerable de energía, la prisa por llegar a un sitio, y mi costumbre de dar un saltito para subir algunos bordillos [ver nota 18/12/18].
Resulta que donde vivo hay una calle principal en la que las baldosas son completamente lisas y se va levemente cuesta abajo. No la uso para correr porque es una calle principal y siempre hay gente.
La última vez que corrí por ella, al pasar una esquina coincidí con un chico que caminaba de puntillas, y para no chocarme con él tuve que hacer una finta que ni Michael Jordan.
Pero esta vez, pegué un salto para pasar un bordillo alto, y antes de frenar la inercia vi que un adolescente en bicicleta descendía la calle unos metros delante de mí. Aprovechando el desnivel, me di cuenta de que corriendo detrás del ciclista podía bajar trotando ligero sin tener que pivotar cada tres pasos.
¡Fue una maravilla! La gente se apartaba para dejar pasar al chico de la bici y el sendero se mantenía abierto para mí. Por primera vez en mucho tiempo, pude correr con un control mesurado de mi respiración, sin preocuparme de estamparme con familias comprando cuando está todo lleno, ni de que me atraquen cuando está todo vacío, y sin clavarme la columna entera de Trajano en los pies.
Al mismo tiempo que disfrutaba de esta oportunidad, consideraba que podría estar incomodando al ciclista; pero en fin, cuando se detuvo a los 300 metros, yo seguí sin problema. ¡El colmo hubiera sido esperarme para hacer juntos el medio kilómetro!
¿Para repetir esta experiencia deberé quedar con alguien que me haga de quitanieves? No sé, no se me ocurre cómo pedirlo sin que suene raro.
Igualmente, gracias a las bicicletas que bajan despacio por las calles de baldosas lisas.
=D
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