jueves, 3 de enero de 2019

Procesamiento auditivo

De niño nunca quería ir a la iglesia porque la acústica del micrófono estaba mal calculada. El eco del cura reverberaba por doquier, yo no entendía una sola palabra, y los mediodías de los domingos se me hacían una eternidad. Ni siquiera sabía cuándo tenía que levantarme, sentarme o dar la mano.
¿Tenía algún tipo de sordera? No, al contrario, siempre he oído más que los demás. Sin embargo, a veces una persona puede tener un oído agudísimo, unos tímpanos afinados hasta decir basta, y unas orejas tan limpias que deslumbren a los cuervos; pero igual no captar bien las palabras por fallos en su procesamiento auditivo. Es decir, lo que convierte lo que has escuchado en información inteligible.
Pienso que mi procesamiento auditivo no está tan mal como el de otras personas. Por ejemplo, un antiguo conocido no podía entender lo que le decías si justo al hablar pasaba un coche. Ni siquiera un coche ruidoso. Un coche cualquiera, sólo con pasar ya solapaba mis frases.
Pero quizá lo pienso porque evito activamente los sitios donde mi procesamiento auditivo se ve puesto a prueba. Es un desgaste de energía considerable, nuestras "spoons" (o cucharas) no son infinitas y no siempre tenemos el lujo de poder gastar tan alegremente.
También por esto podemos pedir a los amigos que en lugar de llamarnos, nos envíen mensajes de texto. Preferimos la claridad de comunicación por encima de la inmediatez.
Ya suceda muchas o pocas veces, te toca la moral no poder entender a la gente en cuanto pongan música, hablen demasiadas personas cerca o tengas algo de stress.

Para profundizar en las consecuencias cotidianas de esta desventaja, pondré un ejemplo cinematográfico.
Imaginemos una película. En una escena, una pareja está cenando en un restaurante. Como es una película, aunque la cámara esté un poco lejos podemos oír la conversación de nuestros dos personajes, y solamente la suya. Las palabras que se intercambian los demás comensales no se distinguen, y sus murmullos sólo sirven para dar un ambiente de confianza.
En la vida real, el cerebro requiere emplear unos filtros auditivos para no mezclar la conversación de nuestra mesa con las de las mesas que nos rodean. Pero para una persona con un procesamiento auditivo menos fuerte, esos filtros no son automáticos; se tienen que hacer con esfuerzo y concentración.
Por cosas como estas, los autistas nos agitamos mucho cuando alguien de otra mesa pega un grito. Nuestros filtros auditivos ya estaban al 100%, y aun así han roto nuestra concentración y nos costará reequilibrarla. También por eso la escuela nos parece un infierno y a veces llega un momento en que perdemos toda nuestra concentración a medio plazo [ver Burnout].
Ahora imaginen que en esa película la pareja está susurrándose palabras de amor. Oh, cuánta ternura en la forma de vocalizar. Oh, ese modo de transmitir cariño incluso en el modo en que sueltan el aire para hablar. Y de repente, una señora en la mesa de al lado se pone a tirarse pedos. ¡La escena más romántica de la historia!
Pues ese es el día a día de muchas personas, que no podemos centrarnos en nuestra propia película porque también oímos las películas de los personajes vecinos; y en demasiadas ocasiones, esos vecinos ni siquiera comprenden que están estropeando el tono de lo que podría ser una historia perfecta.



Canciones VS Procesamiento Auditivo
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Siempre he captado una infinidad de matices en la música. He tenido auténticos "eargasms" en un solo de guitarra inesperado, en un contrapunto en el momento preciso, etc.

Lo gracioso es que, de niño, muchas veces no entendía las letras de las canciones. No por problemas de oído, sino por mi trastorno de procesamiento auditivo.

Sumado al poco vocabulario que tenía aún, me parecía que las canciones decían cosas rarísimas; incluso dudaba que estuvieran en español.
Mis mayores dificultades para entender las letras venían de las canciones de Mecano.
Creo que el último grupo en español con el que he tenido problemas de procesamiento auditivo ha sido con Mägo de Oz, por la manía de cambiar las acentuaciones de sitio para que unos versos ya hechos por un lado cuadren con una melodía ya hecha por otro.
http://repetidorbachiller.blogspot.com/2011/12/17-y-8-sistole-y-diastole.html

Así, con el paso de los años he vuelto a escuchar canciones a los que le había inventado la letra en una parte y me hace gracia que mi versión me siga pareciendo mejor.
Por ejemplo, en la película de Disney "Aladdin" (doblaje de España), el protagonista canta sobre su alfombra mágica que "el mundo es un lugar para soñar". Pero el recuerdo que yo guardaba era que "el mundo es un lugar transicional".
¡Tenía mucho más sentido! ¿Qué más queda por soñar en un mundo de princesas, genios y alfombras mágicas? ¡Mejor darle a la peli tintes filosóficos!

Hoy en día, me preguntan por qué escucho música de series japonesas, si no se entienden.
Porque nunca me ha importado la letra. De hecho, en ocasiones he dejado de oír ciertas canciones en cuanto he sabido qué estaban diciendo.

Termino con enlaces a canciones o remezclas en las que la letra es lo de menos y sólo tienes que gozar la combinación de sonidos.

https://www.youtube.com/watch?v=4aa-d3_E86U

https://www.youtube.com/watch?v=OYZ5GfUYEBo

https://www.youtube.com/watch?v=Fpsrni-Kvsw

https://www.youtube.com/watch?v=JyQtmPmX0c0

https://www.youtube.com/watch?v=TcrcuLmwjys

https://www.youtube.com/watch?v=U13xOvDa19U

https://www.youtube.com/watch?v=1WuGo2Lb1YQ

https://www.youtube.com/watch?v=rUDwOM5WpIs

https://www.youtube.com/watch?v=u_QFFWPgKII

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