Para mi cerebro, un día dura un poco más de lo que dura un día, y por muchos despertadores que me ponga, o muchas cosas que tenga que hacer por la mañana, a los pocos días necesitaré dormirme más tarde.
Si
sigo este horario cada vez más noctámbulo de forma natural, descansaré
bien. Estaré fresco dentro de lo que cabe, porque también sufro la
ansiedad del temor a faltar a un compromiso. Sin embargo, si me ciño a
un horario racional, día tras día iré perdiendo horas de sueño, sin
importar a qué hora me acueste. La somnolencia matinal se me contagiará
también a la tarde, y sentiré mi vida como una película que ni siquiera
es entretenida.
A lo largo de toda mi vida, uno de los horarios más regulares y estables que he tenido es el de dormir aproximadamente desde las 3 de la madrugada hasta el mediodía. Pueden pasar semanas sin que se me desplace el horario.
Pero por supuesto, al menos un día a la semana suelo tener actividades temprano, y acabo sufriendo JET LAG durante media semana.
La otra opción para levantarme fresco es levantarme antes del amanecer y acostarme hacia las 21:00. Pero en España no abren nada que me importe hasta varias horas después del amanecer, y para cuando han abierto, ya me entra el bajón mañanero de las nueve.
Una vez adquiero la rutina, no me cuesta levantarme ya sea antes del amanecer o al mediodía. Pero siempre me ha sido imposible levantarme bien en las horas de enmedio. A eso de las ocho, nueve o diez sólo tengo dos opciones: tengo que haberme levantado ya, o tengo que estar durmiendo todavía. Leí en una página de cosas cósmicas de la India que son unas horas de tomárselo con calma (y los hinduístas no se equivocan, porque en las películas de Bollywood siempre bailan recién amanecido o ya por la tarde).
Además, para acostarme a las 21 tendría que empezar a sentir sueño a las 18, y yo tengo mis actividades sociales más importantes de 18 a 22.
Habrá quien opine... estupideces. Yo les aseguro que no depende de mí.
Tampoco creo que sea sano correr todos los días 32 kilómetros para caer rendido a la cama. Eventualmente, llegará alguna cena para la que necesite estar fresco. Y tomaré un refresco, porque hay que celebrar el cumple de Jesús y no suelo tomar alcohol. Y así volveré otra vez a mi vieja y confiable rutina de búho.
Además, la madrugada es el único momento del día en que puedo disfrutar del silencio y siento la seguridad de que empiece lo que empiece, no me interrumpirán.
Y si bien a las personas extrovertidas el café les despierta por la mañana, ¡a las introvertidas nos despierta por la tarde! Y no hay nada como sentirte despierto e inteligente aunque sea unas horas al día.
A lo largo de toda mi vida, uno de los horarios más regulares y estables que he tenido es el de dormir aproximadamente desde las 3 de la madrugada hasta el mediodía. Pueden pasar semanas sin que se me desplace el horario.
Pero por supuesto, al menos un día a la semana suelo tener actividades temprano, y acabo sufriendo JET LAG durante media semana.
La otra opción para levantarme fresco es levantarme antes del amanecer y acostarme hacia las 21:00. Pero en España no abren nada que me importe hasta varias horas después del amanecer, y para cuando han abierto, ya me entra el bajón mañanero de las nueve.
Una vez adquiero la rutina, no me cuesta levantarme ya sea antes del amanecer o al mediodía. Pero siempre me ha sido imposible levantarme bien en las horas de enmedio. A eso de las ocho, nueve o diez sólo tengo dos opciones: tengo que haberme levantado ya, o tengo que estar durmiendo todavía. Leí en una página de cosas cósmicas de la India que son unas horas de tomárselo con calma (y los hinduístas no se equivocan, porque en las películas de Bollywood siempre bailan recién amanecido o ya por la tarde).
Además, para acostarme a las 21 tendría que empezar a sentir sueño a las 18, y yo tengo mis actividades sociales más importantes de 18 a 22.
Habrá quien opine... estupideces. Yo les aseguro que no depende de mí.
Tampoco creo que sea sano correr todos los días 32 kilómetros para caer rendido a la cama. Eventualmente, llegará alguna cena para la que necesite estar fresco. Y tomaré un refresco, porque hay que celebrar el cumple de Jesús y no suelo tomar alcohol. Y así volveré otra vez a mi vieja y confiable rutina de búho.
Además, la madrugada es el único momento del día en que puedo disfrutar del silencio y siento la seguridad de que empiece lo que empiece, no me interrumpirán.
Y si bien a las personas extrovertidas el café les despierta por la mañana, ¡a las introvertidas nos despierta por la tarde! Y no hay nada como sentirte despierto e inteligente aunque sea unas horas al día.
Te leo, y se repiten las palabras de mi hijo en mi cabeza. Respeto mucho tus aportes
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