"El trastorno neurotípico se ha llevado a mis mejores amigos. Sus intereses se atenuaron hasta desaparecer. Su sarcasmo creció hasta volver imposible la comunicación fluida.
Para colmo, sus filtros sensoriales los han dejado medio sordos, y tengo que ser siempre yo quien los avise de que los están llamando por teléfono.
De niños eran normales, pero de repente empezaron a creerse alguien,
como si una especie de personaje con ínfulas los hubiese poseído. No son
capaces de distinguir su ego de su propia identidad. Dentro de este
trastorno, es muy común que hablen del primer pensamiento que les cruce
la mente, sin detenerse a sopesar las consecuencias. Esta pulsión a
hablar sin pensar se convierte en un frenesí oral cuando varios
neurotípicos se juntan. Pueden llegar a hablar más de tres al mismo
tiempo, pero se indignan y reaccionan negativamente si no te unes a la
conversación o si piensas antes de hablar. Entre ellos es norma
interrumpirse, por lo que no dudarán en interrumpirte a ti también.
Pero no debemos olvidar que nuestros queridos angelitos no lo hacen con mala intención. Es que no dan para más, los pobres.
Debemos hacer lo que esté en nuestra mano, y tomar la responsabilidad que tenemos como autistas, porque como los neurotípicos viven faltos de conciencia, nosotros debemos ser su voz.
A veces no puedo más, y grito bien fuerte: "¡Oh, neurotipidad, cuánto te odio!"
Pero eso sería rendirse, y los neurotípicos nos necesitan más que nunca. Y más esta semana, que se conmemora su día mundial y vamos a salir a la calle vestidos con camisetas de Kanye West y sumidos en un respetuoso silencio, como creemos que a ellos les gustaría.
Tenemos que enfrentarnos a la neurotipidad con todas nuestras fuerzas, para volver a vivir en armonía, como antes de que enfermasen."
Pero no debemos olvidar que nuestros queridos angelitos no lo hacen con mala intención. Es que no dan para más, los pobres.
Debemos hacer lo que esté en nuestra mano, y tomar la responsabilidad que tenemos como autistas, porque como los neurotípicos viven faltos de conciencia, nosotros debemos ser su voz.
A veces no puedo más, y grito bien fuerte: "¡Oh, neurotipidad, cuánto te odio!"
Pero eso sería rendirse, y los neurotípicos nos necesitan más que nunca. Y más esta semana, que se conmemora su día mundial y vamos a salir a la calle vestidos con camisetas de Kanye West y sumidos en un respetuoso silencio, como creemos que a ellos les gustaría.
Tenemos que enfrentarnos a la neurotipidad con todas nuestras fuerzas, para volver a vivir en armonía, como antes de que enfermasen."