La adolescencia para los aspies suele ser un infierno.
Sientes más instinto de manada que nunca y los de tu edad te marginan más que nunca.
No puedes aprender normas sociales con nadie porque los adultos están en su mundo y los adolescentes tienen un doble juego de normas: entre ellos cumplen con todas las reglas, pero si tú haces exactamente lo mismo, te miran como si les hubieras puesto en un compromiso violento. Se quedan callados al verte, o alzan la voz si intentas hablarles.
Los adultos no tienen ni idea, te tratan como a un niño. En el mejor de los casos, te tratan como si tuvieras una discapacidad intelectual. En el peor de los casos, te ven como una fuente de inspiración. "¡Es un luchador!"
Y entre la gente de tu edad no hay nadie lo suficientemente interesante como para que valga la pena esforzarse en conocerlo; y lo peor es que los adultos siguen insistiendo en que lo sigas intentando, cuando cada intento acabará con una situación más humillante aún.
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