sábado, 23 de marzo de 2019

El verdadero contacto visual


Imagina nacer en un mundo donde todas las personas se acarician los hombros siempre que hablan. Que los profesores acarician los hombros de todos los alumnos al hablar. Que al ir a la cafetería, el camarero te sirve el café y te acaricia los hombros.
Aunque sea un contacto inocuo en sí, ¿verdad que distrae? ¿Verdad que se hace violento?
Por eso los autistas mayormente no miramos a los ojos, o usamos trucos para que los demás crean que estamos mirando a los ojos. Pero la realidad es que en el mejor de los casos nos parece una distracción, y en el peor de los casos nos parece un contacto demasiado íntimo.


Si tu peque no mira a los ojos, no significa que no escuche. Probablemente esté traduciendo tus palabras a nuestro propio lenguaje, abstracto, visual. Del mismo modo que cuando no recuerdas una palabra tus ojos se van a otro lado, cuando hacemos esta traducción no podemos estar mirándote. Y menos aún cuando tu mirada nos hace daño.
No nos hacen daño todas las miradas, pero cuando nos topamos con una que nos pone de los nervios, no se nos puede exigir que sigamos hundiéndonos en el stress.

El verdadero contacto visual es el que surge de una conexión emocional sincera, no de que nos estén sujetando la cabeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario