Vi un meme cristiano en inglés. Un rótulo se preguntaba si, en algún momento de su infancia, Jesús habría tenido un «meltdown» por molestarle las sandalias.
En los comentarios, hubo quien argumentó que esto era imposible porque, al haber nacido sin pecado, Jesús siempre sería obediente con su madre. Obviamente, la persona angloparlante que decía eso estaba confundiendo los «meltdown» (colapsos sensoriales o emocionales) con los «tantrum» (rabietas, pataletas, caprichos pueriles).
Hay quien usa la palabra rabieta como sinónimo de crisis o colapso. Cuando se les pregunta por qué, responden que «para no complicar las cosas, porque así lo llaman todas las madres». Pero si no se usan las palabras adecuadas, siempre habrá quienes pierdan el punto de la cuestión.
Ponerse unas sandalias que te hacen daño —ya sea por la textura, por su tamaño, porque te aprietan en una parte del pie, porque te hacen roces; porque unos días antes te habían dicho que podrías llevar tus zapatillas favoritas y han quebrado su palabra; porque te las han puesto con un gesto hostil y las acabas de asociar a una reacción emocional de violencia— es un momento tenso. Si no tienes experiencia gestionando tus emociones, cualquier cosa podría activar una reacción en cadena. Por más respetuoso —«obediente»— que seas en tu día a día, también esperas que te escuchen. Y cuando no te escuchan, algo salta. La frustración de las sandalias se suma a la frustración de la razón por la que molestan, y se suma a la frustración de que no te hagan caso, y cuanto menos caso te hacen, mayor es la desesperación. Caen como un torrente todas las emociones de todas las veces en las que también te han negado una atención adecuada.
Para un observador que desconoce el contexto, esta es la parte de las crisis que se parece a las rabietas; pero las rabietas no son más que una imitación de las crisis más visibles. Con las rabietas siempre hay una intención de manipulación. En cambio, con las crisis o colapsos ni siquiera tiene por qué haber intención de comunicación con nadie. Es el acto de sacar del corazón una sensación insoportable. El dolor no va a cesar de un momento para otro; incluso aunque tires las sandalias por la ventana.
La prueba de ello es que también existen las crisis silenciosas. Algo salta en nuestro interior, pero —por una razón o por otra— no podemos manifestarlo en ese momento. Lo estamos pasando fatal, no podemos responder y mañana seguiremos exhaustos por nuestro caos interior... pero aquel observador sin contexto no lo llamará rabieta.
O sea, que tampoco hablará nunca de las crisis silenciosas.
Meltdown = CRISIS (no es una rabieta)
Tantrum = rabieta, acto manipulativo
Shutdown = CRISIS SILENCIOSA
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