domingo, 12 de noviembre de 2017

A los padres que quieren un hijo menos afectuoso (sic)

Ver cómo sistemáticamente tus padres te apartan o tratan de convertirte en más "normal" (es decir, en otro niño distinto, al que sí querrán), sólo lleva a una sensación constante de que, si en tu propia casa te rechazan, nadie en el mundo te va a amar en toda tu vida. Es una sensación que no se entiende de un modo racional, pero envenena el resto de las relaciones personales.

Envidio a los hijos que han podido expresarse durante todo el tiempo que han necesitado. Es una fase, no hay por qué agobiarse o tener miedo al amor espontáneo.

Opino que la madre o padre a quien le importe más lo que piensen los demás que lo que sienta su propio hijo, no se merece a tal hijo.
Uno necesita contar con esa seguridad de que, si quiere, va a poder comunicarse de tal forma amorosa. Trate usted de apagar la expresión de su hijo, y eso hará: apagarlo.
Perderá todo derecho moral a luego llorar porque ni le habla.

A lo mejor el problema es que a ustedes no le gustan las muestras de cariño. Díganle a su hijo, tan lleno de afecto, que es a usted a quien no le gustan esas cosas; pero no le haga creer la mentira de que "los normales" no muestran sus emociones.
Su hijo no estará siendo más normal, estará fingiendo, camuflándose, para ver algo de amor por su parte. ¿Cómo llamar progreso a esto?

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