Distingamos entre curación y remisión de síntomas de dolencias asociadas.
Con el autismo se nace, es una constitución cerebral y siempre será así como tal. Frente a determinados contextos, se sufren reacciones emocionales y/o orgánicas, pero estas no son las causas del autismo, sino los catalizadores de reacciones indeseadas.
Por ejemplo: las vacunas nunca han producido autismo. Para ello, las vacunas tendrían que ser capaces de alterar el sistema neuronal por entero. Pero sí producen (en ciertos casos) reacciones orgánicas adversas. El cerebro ya tenía una configuración autista, lo único que han provocado las reacciones es que se note más en los comportamientos.
Por las malas, han hecho obvio algo que tarde o temprano iba a necesitar atención.
Con tratamientos bien personalizados para cada caso, los síntomas de las comorbilidades pueden remitir.
Aunque pueda parecerlo, no se ha curado el autismo, sino que han remitido las dolencias asociadas que provocaban buena parte de las reacciones indeseadas.
Esta es la clase de curaciones de las que debemos hablar.
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