Se acerca abril, y con él muchos mensajes de buenas intenciones para nuestro colectivo.
Pero conviene repetir un mensaje que muchos se niegan a escuchar. Hoy daré otra razón más para preferir el "ser autista" por encima del "tener autismo".
Cuando se dice que alguien tiene autismo, se separa a la persona de su condición, lo que da la imagen de tener una enfermedad.
Esto es lo que siempre se ha llamado concienciación, y hace veinte años fue un primer paso para achicar las aguas de una barca que se hundía en el río de la ignorancia.
En cambio, cuando se reconoce a alguien como autista, se da la imagen de una persona que es distinta a lo típico. Que siempre será diferente.
Esto nos acerca mucho más a la aceptación. Y el verdadero primer paso para solucionar situaciones difíciles es aceptar su existencia.
Este abril, tiremos a la basura el discurso de los niños con problemas.
Porque la mayoría de los autistas no somos niños, y porque nuestro mayor problema es la falta de aceptación de los demás.
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