martes, 23 de abril de 2019
Qué niño más simpatico
Al leer testimonios de madres, a veces me encuentro con la paradoja de sentir ternura por cosas que ellas relatan como desafíos diarios en sus hijos. Cosas que creen objetivamente difíciles de aceptar al principio, y cuya función yo reconozco como algo útil para el mundo. Me parecen cosas lógicas, tienen sentido porque yo actuaba muy parecido cuando era peque.
Si estas cosas las hiciera un primo, no me lo tomaría a la tremenda. Creo que sentiría una simpatía instantánea por él, del mismo modo que mi empatía hacia mis primos alistas se fue desvaneciendo cuanto más vi su comportamiento de neurotípico.
Son distintos tipos de empatía.
Temo que si tuviera un hijo neurotípico, no terminaría de entender sus motivaciones. Las vería como caprichos del ego, irrelevantes en la toma de decisiones objetivamente positivas a largo plazo. Y mi pobre niño se enfurruñaría conmigo porque no le dejo tomar cocacola y el resto de sus amigos desdentados sí la toman.
Pensándolo bien, parte de lo que hace que un desafío diario sea un desafío diario... es encontrárselo todos los días. Los únicos desafíos diarios que yo tengo son los que tengo que superar yo mismo, y me caigo bastante bien.
Hay que aceptar que no siempre nos vamos a entender.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario