viernes, 6 de julio de 2018

Sí, nos tapamos los oídos

TW: capacitismo, misautismia, otra vez altavoces altos.



Las únicas maneras humanas y amorosas de evitar que tu hijo se tape los oídos son:
a) que use tapones o aislantes acústicos.
b) pedir a quien causa el alboroto que baje el volumen.

Cuando cualquier persona oye un sonido que no puede soportar, ya sea por volumen o por texturas, lo natural es taparse los oídos para bloquear aquello que lo tortura.

Los cerebros de los neurotípicos cuentan con filtros sensoriales que atenúan los estímulos cuando son excesivos.
En cambio, los autistas mayormente percibimos el entorno sin filtros. O sea, que cuando un ruido es demasiado alto, nosotros lo oímos tan alto como es en realidad.

¿No se han preguntado por qué la Organización Mundial de la Salud distribuye cada cierto tiempo estudios sobre el límite de decibelios, y cómo son sobrepasados de forma sistemática?
Porque debido a los filtros neurotípicos, los límites de decibelios no se están respetando. Entonces nos toca a los autistas taparnos los oídos y... ¡sorpresa! Nos dicen que es un comportamiento patológico a evitar.
Llegan las terapias ocupacionales con sus manipulaciones de la psicología conductista y al final el niño no se tapa los oídos. Claro, porque le han hecho chantaje emocional para que haga cualquier cosa menos eso. No porque no sienta sus oídos retumbar. No porque no se muera de ansiedad por dentro.

Lo que es patológico es que los supuestamente "normales" no sean capaces de darse cuenta de que los altavoces ya están demasiado altos, y en su lugar nos fuercen a fingir que todo está bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario