Ahora no tanto, porque ya he vivido bastante; pero siempre me he fijado en ciertas superficies del mismo modo en que cualquiera se fija en pinturas o esculturas artísticas de un museo. Apreciando las texturas, experimentándolas con más de un sentido, imaginando cómo sería ser muy pequeño y pasar por ellas... Abriéndose al asombro.
Hoy recordé un síndrome que se parece bastante a nuestras crisis: el síndrome de Stendhal.
Quizá el llamado Síndrome de Stendhal no sea más que una crisis sufrida por personas que nunca habían sabido qué era un shutdown hasta que visitaron Florencia.
De ahí su otro nombre, "el stress del viajero". Al fin y al cabo, los autistas nos sentimos como extranjeros en nuestra misma patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario